
El año ha sido complejo, difícil y no apto para cardiacos. Una deplorable primera vuelta dejaba con escasas opciones al equipo maño de mantener la categoría. Los 7 refuerzos invernales dieron vida a un equipo cansado, desequilibrado y mal planificado. En estos momentos debe empezarse a planificar la temporada que viene, muchos jugadores cedidos, otros acaban contrato, de otros se quiere prescindir y algunos serán las piedras angulares del futuro proyecto. No hay que perder el tiempo y mucho menos celebrar la permanencia, el Zaragoza es mucho más y solo se ha hecho lo que se tenía que hacer. Un nuevo descenso hubiese sido la puntilla a un debilitado club para pensar en lo peor.
Se debe agradecer y elogiar la implicación de unos jugadores que defendieron la camiseta hasta lograr el objetivo principal, a la excelente dupla Gay-Nayim, a Marcelino que fue parte importante de que pudiésemos estar en primera este año y trató de mantener la categoría en la primera vuelta, a los directivos que hicieron los deberes veraniegos en invierno pero dieron buenos resultados. Sobretodo a esa afición, que supo estar en todo momento, que hizo gala del señorío que se ha ganado a pulso en estos años llenos de baches y que se mantuvo siempre del lado del equipo. Pero ahora es tiempo de reflexión, de buscar los errores y tratar de subsanarlos para devolver al equipo al lugar que le corresponde, asentar los cimientos de un auténtico proyecto para que se vuelva a disfrutar del fútbol en una ciudad y una región entregada al deporte rey.
"Incluso un camino sinuoso, difícil, nos puede conducir a la meta si no lo abandonamos hasta el final" Paulo Coelho
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