Adiós a la Copa. En los últimos años el Real Zaragoza ha sido eliminado en fases muy tempranas, algo no habitual en su historia. Esta vez en dieciseisavos y dando una imagen desganada, triste y rancia. Un equipo falto de calidad, de sopresa, de brillantez que no supo hacer valer la ventaja que trajo, hace dos semanas, del Benito Villamarín. En el primer gol del Betis, se aprovechan los andaluces sacando rápido la falta señalada por el siempre nefasto Iturralde González, y sube el 0-1 al marcador. Los béticos pillaron a la zaga mañana descolocada, Contini intentó salvar el disparo de Rubén Castro y mandó el balón al fondo de la red.
El ahora goleador Jarosik remató un centro de Boutahar y dio la sensación de que el Zaragoza encaraba el partido, 1-1. Un espejismo, nada que hacer. En el 35 el Betis pondría el definitivo 1-2 en el marcador. Los maños estaban sentenciados, ni en 55 minutos pudieron marcar un solo gol. Ni siquiera existieron demasiadas ocasiones para ello.
Cuando todos: técnicos, directivos y jugadores daban prioridad a la Copa, no sabían que se darían de bruces con una realidad cada vez más pesada para el Zaragoza y el zaragocismo. No es la eliminación, es el cómo ocurrió, con un equipo que da la sensación de que no tiene un nivel mínimo para estar en la categoría en la que está (salvando algunas excepciones). Jugadores como Pinter o Marco Pérez que quitan el sitio a canteranos: Kevin, Goni, Álex Sánchez...
En fin, sin nada nuevo que contar salvo el rumor, difundido por Radio Ebro, de la marcha o el cese de Ernesto Bello (director de la Ciudad Deportiva) y que circula por Internet. Por ahora nada oficial.
Hacía tiempo que no había podido ir a la Romareda (alguna semana) y salí hundida, desengañada (creí que había mejorado el equipo y que tendría continuidad) por eso he tardado en escribir, quizá para reducir esa sensación de desasosiego.
FOTO: Heraldo de Aragón
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